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La cuarta Luna en su fase creciente del año Cero,
vigésimo octavo día tras las Luces Apagadas.
Dos mil y veinticinco años tras la muerte de un notorio
personaje ficticio, veintiocho días pasados de abril en el
obsoleto calendario gregoriano.
La división presentó limitadas opciones: moverse en
masas, huir a pequeños pueblos donde la vida diaria no
sufrió grandes cambios, ir por libre dejando su destino en
manos de su personaje ficticio favorito, o quedarse en las
grandes ciudades asumiendo los riesgos. Aquellas que
tomaron esta última fueron acusadas de ser
aberraciones. En dicha situación, la validación externa
vio su importancia mermada; perdiendo puntos si la
bolsa de mercado admitiera conceptos.
Uno de los asentamientos más grandes conocidos
encontró su hogar dentro de una montaña. Al descubrir
un agujero inusualmente grande atravesándola, una
multitud específica llegó a la conclusión de que era viable
para la vida humana.
Se la nombró Hometown — ciudad natal — como
consecuencia de emigraciones en pareja a unos campos
de cultivo cercanos. Cualquiera deseando evitar contacto
humano encontraría su paraíso en estas distantes casas
que constituían el extrarradio de Hometown.
Inicialmente llamadas Solarolo — besadas por el Sol — un
nombre más simplista se quedó: las Tierras Lejanas.