Nacida varias décadas tras el comienzo del caos, los
rasgos de personalidad de nuestra heroína Luna, alta
como ninguna, se considerarían heroicos en un contexto
donde el villano define el heroísmo: despojado de su
significado. De castaño oscuro cabello mantenido corto,
ojos gélidos y piel ligeramente tostada, esta mujer de 32
años se juntó con otro estudiante poco después de
graduarse.


La religión ya no se forzaba en las personas, así que la
institución del matrimonio desapareció. En su lugar,
implementaron un sistema de parejas oficiales
reconocidas por el gobierno. El dúo abandonó
Hometown, familias y amistades en unión por una vida
no mucho mejor: trabajo diario manual en el campo para
una y el otro, desaparecido durante semanas para cazar.
Aunque no compartían absolutamente alguna atracción
mutua, el deseo de cortar con sus raíces era la base de su
relación, hecho por el cual les hacía tener más en común
que las parejas estándar.
Esta nueva vida significó el fin de preguntas incómodas
en reuniones familiares, además de demostrar que se
confundían sobre ella. Para Luna, era suficiente.