NO DEBERÍA
PODER VER ESTO
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”¡Limpiando estaba este tugurio! Y ensayando la
presentación, pero ahí seguía cojeando. Marnie tenía
razón, su idea era mejor.” Marnie, agente de la ley:
prefería proteger personas en Hometown a los vegetales.
De morena piel, negros rizos y delicadas facciones, Luna
se hallaba encantada y sin palabras frente a ella. Si
alguien de tan alta inteligencia no se oponía, el recinto
era seguro. Mientras hablaba por ella el silencio, él
sonreía con satisfacción alzando una ceja, ojos en el
punto débil expuesto. ”Ella lo propuso.” Tocada y
hundida. Avieso, sabía qué palabras elegir para tentar a
Luna. Ella no tenía intenciones de preguntar a Marnie a
sus espaldas para confirmar la veracidad de esta
precipitada afirmación.
”Vale, te escucho.”
”¡Genial!” Sin vergüenza de expresar su felicidad, él
hizo un pequeño baile. ”Gracias al equipo de caza,
conseguí que estuviese decente más deprisa. Nos
quedamos desde la menguante hasta el cuarto creciente.
Esta última semana cacé para ellas a modo de
agradecimiento. Fácil no fue, créeme. Pero valió la pena.
¡Es el lugar perfecto para venir de vacaciones!”
”Para pasar unos días sí que está bien...” La decisión
tenía que tomarse en un instante. Luna inhaló. ”Cuando
parezca una casa real, me vale.” Respondió antes de que
su cerebro pensara, dejando así ninguna oportunidad a
escenarios imaginarios catastróficos. Esta vez.
”¡Claro! Es tan triste verte ahí encerrada en la granja,
me honra —”
”¡Manos arriba!” Un grito rompió la paz. Los ojos de
Luna se empañaron, moviéndose sin destino: ¿mirar a su
compañero o buscar a la amenaza? ”¡AHORA!” Ella
obedeció. Su sensatez recomendó seguir instrucciones
para la posibilidad de negociar.
”¿Qué quieres de nosotras?” Preguntó el camarada.