NO DEBERÍA

PODER VER ESTO

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”¿Qué? No deberíamos dar ni un paso más. Esto no me
gusta nada.” Luna protestó con una estoica mirada y
brazos cruzados, lo que preocupó con moderación al
hombre en escena. Su especie no era conocida por
escuchar a la voz de la razón, confiar en la intuición de
una bruja o simplemente usar la lógica en lo más
mínimo; sea la causa que fuere la que incitó a Luna a
estar en contra de su idea, se perdió en el cerebro
masculino. Él salió del coche.


”No seas mula, venga. Tienes que tirar de una palanca.”


”¿Por qué tiene un mecanismo operativo para abrirla?
Si alguien se tomó tanta molestia de construir semejante
barbaridad, ¿por qué no sellarla?” Como ella no era difícil
de convencer, presentó argumentos de peso para zanjar
el tema cuanto antes. Incluso los sentimientos más
primarios, los que aconsejan fuertemente en contra de
alguna acción, eran desechados en nombre de la paz.

 

”Tranquila, mujer. Piensas demasiado.”


”Tú no piensas lo suficiente.” Ella replicó, dejando el
asiento pero quedándose cerca del vehículo.


”Mis compañeras y yo somos visitas asiduas. Todos los
regalos vienen de aquí. ¿Te va a dar miedo ahora, que
nuestra casa esconde un museo de tecnología?”


”No son los fantasmas los que me preocupan.”


La imponente figura de Luna se alzaba sobre el
hombre cuando éste la agarró de los hombros. ”Confía en
mí. No te habría traído si dudase de la seguridad.”
Imploró mirando a esa expresión ordinaria.
Luna le echó un vistazo al misterioso entorno antes de
responder.