NO DEBERÍA

PODER VER ESTO

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”Esta es una carretera.” La explicación del compañero
comenzó. ”Conectaban ciudades y pueblos sin importar
cuán lejos estaban, ¡y todas terminaban en la misma
ciudad! Las personas conducían sus vehículos sobre ellas.
Resulta que había coches muy grandes, llamados
camiones, con la capacidad de almacenar cuantiosas
cargas. También máquinas voladoras y motocicletas —”


”Que eran bicicletas motorizadas.”


La cara del hombre expresó sorpresa en sus cejas,
agradado por la inesperada interrupción. ”¡Ahí le has
dado!”


”El nombre no deja mucho a la imaginación.” Añadió
ella, mostrando una pequeña sonrisa antes de volver a
su análisis de las nuevas vistas.

 

Cuanto más adentro de las montañas, más se
oscurecía el cielo; vegetación escondiendo la piedra, aire
cargado. En sus caras brillaban gotas de condensación.

 

El amistoso dúo encontró un colosal portón, el cual
parecía bloquear el firmamento desde ese punto. Piezas
de antigua tecnología se apilaron para crear sus puertas,
y las plantas a los lados contribuían a la noción de ser
ignoradas por todas menos la naturaleza. Este ambiente
tan estremecedor absorbía a Luna a tal grado que la
distrajo del elemento más insólito: estaba encendida,
conectada a una red eléctrica.


”¡Guarda algo de fascinación para luego, querida
amiga! La mejor parte espera más adelante.” Este
desbordante entusiasmo era inusual hasta viniendo de
él.