NO DEBERÍA

PODER VER ESTO

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Una pelea tomaba lugar en los árboles, así sugería el
alborotado piar de las aves. Las nubes ocultaban el cielo,
una uniforme manta blanca entre éste y las criaturas
ancladas al suelo. Luna se hallaba sentada en un trono
de herramientas, la mesa baja frente a ella estaba
cubierta de torres de placas madre y tarjetas gráficas.
Casi transmitía la sensación de que las piezas de
tecnología, prohibidas en este lado del lago, eran una
parte natural del salón, creciendo en las estanterías
como si de miralunas se tratara.

 

El hombre con quien vivía, aunque cazador, traía
'regalos' de los viejos tiempos para ella, que eran piezas
de tecnología y también libros sobre sus pequeñas
entrañas. Ella dejó el objeto de examen, una tarjeta
gráfica, sobre su desordenada mesa de trabajo — la que
antes era una superficie en la que comer reunidas.
Un gruñido de la puerta anunciaba que iba a ser
abierta, indicando que debía irse la comodidad de la
soledad durante los próximos días. Luna se acercó sin
miedo ni prisa. ¿Una vampira infiltrándose en una granja
dedicada principalmente a cultivar ajos? Situación
improbable.

 

Como era usual, su compañero entró cargando dos
bolsas de carne con conservantes naturales, volviendo
tras estar fuera durante un ciclo lunar entero. Aparte de
la comida, sus manos estaban vacías: logrando un
suspiro de su amiga.


”No te pongas mustia. ¡Tengo una sorpresa para ti!
Métete en el coche.” Dijo él, regresando afuera y
haciendo gestos con la mano para que Luna le siguiera.
Escaneando el vehículo de cerca, la mujer se puso el
cinturón con resignación.

El compañero llevaba a Luna de
exploración de vez en cuando, incluso la enseñó a
conducir ignorando que solamente las cazadoras tenían
permiso: la ley existía bajo los ojos de sus agentes y a ella
nunca la vieron conduciendo.

Quedarse dentro de las montañas revestidas de nieve,
con los gozos de la protección del ajo y gemas gigantes,
era a lo que estaba acostumbrada. Mas el hombre tomó
un giro de noventa grados, adentrándose en prados
desconocidos.

 

Las vías del tren que vinculaban las Tierras Lejanas con
Hometown, siguiendo el río Perséfone, fueron dejadas
atrás. Por primera vez, Luna vio un camino compuesto de
pequeñas piedras negras que suavizaban la vibración
interna del coche.